Descripción

Un talentoso y joven (aunque algo amargado) pintor recibe la visita de un viejo misterioso quien le lanza un reto. En apenas veintiún días, Roberto, el muchacho, debe conseguir pintar un cuadro excepcional, una pieza de arte única que sea capaz de llegar al corazón de cualquier espectador, de despertar emociones profundas, sentimientos intensos, que consiga que el viejo corazón del hombre misterioso dé nuevamente señales de vida.

Bajo esta premisa inicia El abrazo de las luciérnagas, la segunda novela del autor cruceño Tito Alberto Saldaña. Un texto atrapante en el que el lector puede fácilmente identificar las emociones básicas que nos hacen descubrirnos como seres humanos, el amor, el dolor que trae la muerte de los seres amados, la soledad, el miedo, la felicidad. Una historia de aprendizajes, amores, desamores, presencias y ausencias paternas y maternas; una novela que, en suma, nos enfrenta como lectores con el complicado arte de madurar.

Algo hay en las páginas de Saldaña que hace pensar en la excelente manufactura de las historias de Sábato, en las de Nabokov, en los personajes dolorosamente humanos de Pynchon y su Inherent Vice, comenzando por la implacable Shasta Fay. Algo hay en cada capítulo que hace que recuerdos profundos emerjan y se mezclen con la complejidad emocional que gobierna a su protagonista, manteniendo al lector en vilo, pendiente de lo que sucederá luego de cada encuentro, luego de cada pelea; preguntándose si finalmente Roberto conseguirá alcanzar su objetivo, si las manos del pintor, si su talento, serán suficientes para crear la obra extraordinaria que le ha sido solicitada. Porque, como el viejo le anuncia en su primera visita, si lo consigue, la recompensa será inmensa, pero, de no hacerlo, el precio será demasiado alto.

Lourdes Reynaga

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