Descripción
“Solo el lenguaje me humilla”, dice. Porque aun palpando el propio cuerpo uno se desconoce. Porque el cuerpo de Bolivia yace quién sabe dónde. Porque el cosmos asiste puntual a los sentidos, aunque la polución lo esconda. Vuelve, se está. Porque en el aprendizaje, las sensaciones van ganándole a las ideas. Porque el canto del purichiwa, el amarillo abuelar, el materno de cinco hebras, la urdimbre tutelar, todo nos cuida. El lenguaje bien puede saberlo esta escritura, es la mínima respiración del tiempo. Por eso entra en los pulmones y en las cavidades del canto y se sabe humillado y se sabe parte de un tiempo mayor. Dentro de lo inmenso, la voz se atenúa y desde esos ojos que atestiguan la grandeza, la palabra se inscribe, hereda y lega, estalla y marca su paso tenue entre los astros.
-Mónica Velásquez Guzmán
Información adicional
Peso | 0,4 kg |
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Dimensiones | 14 × 21 cm |
Valoraciones