Descripción

Entre abril y agosto de 2020, precisamente la desgarradora mutación de la mutación que produjo el confinamiento sanitario (y, en su caso, solitario), trajo al autor el presente de una inmóvil travesía en el desierto de los objetos, que desbordándolo –como el alma de las cosas a las cosas– reparte ahora con nosotros.

Sí, las cosas nos rodean y a veces nos miran y a veces nos hablan. Saber escuchar su lenguaje –acaso semejante, al mismo tiempo, al silencio más hondo y la música más elevada– es un arte y otro poder transmitirlo sin interferencias, como bien hace el siempre valioso Óscar García en este Elogio de las cosas, abriendo una rendija de luz entre ellas y nosotros, entre su efímera duración y nuestra caducidad programada.

Gabriel Chávez Casazola

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